Nunca he estado, sigue siendo un sueño, eso es cierto.
Pero me conozco Nueva York como si fuera mi ciudad natal (exagerando) porque
mis películas favoritas, y las que no son tanto, ocurren en Manhattan.
Todo el mundo sabe reconocer Nueva York si le muestran
una panorámica de la isla de Manhattan con todos sus rascacielos. Y también
sabrían distinguir cuando una fotografía del Down Town de allí ha sido tomada
los últimos 11 años o si es anterior a la tragedia del 11-S. Porque gracias a
las películas conocemos todos y cada uno de los edificios que forman el perfil
de la ciudad. Pero a partir de ahora la cosa cambiará. No habrá sólo una fotografía que recuerde el antiguo Nueva York y el presente de la ciudad sino que la fotografía sin las Torres Gemelas hará referencia tan sólo a un periodo de transición y será esta nueva imagen la que veamos tanto en postales, películas o series de televisión.
Habrá que irse acostumbrando a esta nueva panorámica, aunque personalmente me costará mucho, tanto o más que cuando vi por primera vez la imagen de la ciudad de mis sueños sin sus dos torres más altas. Además tampoco me gusta demasiado pensar que el mítico Empire State deje de ser el dueño dominante de la ciudad para ser destronado por unos monstruos arquitectónicos modernos. Pero ces´t la vie… y el alcalde de la ciudad, Michael Bloomberg, ya ha dado el ‘ok’ al proyecto Hudson Yards que tiene un presupuesto de nada más y nada menos que de 15.000 millones de dólares y que comenzará a funcionar en 2015.
Así que sea como sea tengo que ir a visitar el paraíso de asfalto antes de que pase a la historia esa maravillosa vista desde el puente de Brooklyn.
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